Los cooperativistas sabemos que las ideas anarco-capitalistas y ultraliberales del gobierno nacional son antitéticas con cualquier forma de organización solidaria de la economía y la sociedad. La ayuda mutua, la cooperación y el bien común son significantes que crispan el ánimo libertario. Sin eufemismos, sin dobles discursos. El relato oficial lo expresa con transparencia toda vez que la mirada se posa en las cooperativas: una forma empresaria que articula la producción, los servicios y el trabajo, ubicando a la persona humana en el centro mientras construyen comunidad.
En tránsito de perder el asombro, vemos a la Argentina votando contra la Resolución “Las cooperativas en el desarrollo social” en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Justo cuando el modelo cooperativo logra el absoluto reconocimiento de los principales organismos internacionales, la Argentina se alinea a Estados Unidos e Israel para mostrarse como uno de los tres países que se opusieron, en tanto 179 naciones la apoyaron.
La Resolución al cierre del Año Internacional de las Cooperativas –también declarado oportunamente por la ONU-, reafirma el consenso global sobre la importancia de las cooperativas en el combate a la pobreza, la creación de empleo de calidad, la inclusión social y el desarrollo democrático, con justicia distributiva y sostenibilidad ambiental.
Pero atención, no sólo actúan simbólicamente. Están lanzados para aplicarles el impuesto a las ganancias a las cooperativas, del que por derecho están exentas. No es sólo ideología, es negocio. Es mayor despojo y concentración. Vienen por los excedentes que controlan las cooperativas en favor de productores, trabajadores y los pueblos donde se desenvuelven.
Simultáneamente, el proyecto de reforma laboral, prevé disminuirle la alícuota de ganancias al 1% de de las grandes empresas, consistente con la brutal transferencia de ingresos en beneficio de megacorporaciones. El gobierno segmenta al revés, favoreciendo a los más pudientes.
Y los enemigos de afuera cuentan con la complicidad de los infieles de adentro. Existen los que piensan que si quitan el impuesto a los ingresos brutos podrá compensarse el de ganancias. Que además es más fácil de eludir. Pero cuidado, no es simplemente un problema impositivo: afectar a las cooperativas con el impuesto a las ganancias es desconocer el “acto cooperativo”, equiparándolas a cualquier tipo de empresa lucrativa. Cuando esto ocurra, las cooperativas se habrán desnaturalizado, perdiendo identidad y sentido, sobreviniendo la extinción. Esa imposición no es sólo un gasto, es el certificado de defunción de las cooperativas.
Lo de este gobierno, no es simplemente apatía o descuido respecto de las miles de cooperativas con millones de asociados que funcionan en el país. Están obsesionados con que desaparezcan. Y junto a ellas el entramado social y comunitario que sustentan.
Por todo eso, para Bases Federadas, organización democrática y humanista, las cooperativas serán trinchera primordial en perspectiva de otro modelo agropecuario y agroalimentario, desde donde resistamos, luchemos y avancemos, hasta que el Pueblo -y los pueblos- despertemos de esta pesadilla.
Contacto para Notas:
Omar Príncipe 3415063992
Isaias Guio 3468437758